martes, 4 de enero de 2011

TAOÍSMO Y ALQUIMIA


TAOÍSMO Y ALQUIMIA

La preocupación por la alquimia como forma de llegar al conocimiento de la Verdad y de la vida eterna, no es exclusivo de nuestra filosofía occidental.
Sin embargo, cuando escuchamos la palabra Taoísmo, nuestra mente empieza a confundirse sin saber si se trata de una religión, de un sistema filosófico, si tiene algo que ver con el budismo…y es que Oriente nos suena tan lejano que apenas nos llega el eco de sus pensadores.
Pero existen dos tipos de taoísmo, el Taoísmo filosófico (daojia) y la Religión Taoísta (daojiao). Ambos taoísmos no sólo son diferentes sino que, en algunos casos son completamente antagónicos.

TAOÍSMO FILOSÓFICO

El “daojia” es atribuido a Lao Tse, nombre que no corresponde a un personaje en concreto, ya que “lao tse” significa literalmente “maestro” en chino.
Pero ¿qué es el “tao”?
La primera referencia la tenemos en el libro Tao te ching de contenido hermético y de muy difícil interpretación:

Lo miras y no lo ves,
Su nombre es “incoloro”.
Lo escuchas y no lo oyes,
Su nombre es “insonoro”.
Lo tientas y no lo tocas,
Su nombre es “incorpóreo”.
Los tres no se pueden descifrar,
Se confunden con el uno.
En el uno,
Lo que está arriba no es absurdo,
Ni confuso lo de abajo.

También lo define así:

El tao es vacío,
Mas su eficiencia nunca se agota.
Es un abismo,
Parece raíz de todos los seres….

…Parece existir y al mismo tiempo no existir.
No sé yo de quién es hijo.
Parece anterior a Dios.

Muchas son las interpretaciones que se han dado de los textos de Lao Tse acerca de qué es el Tao. Lo cierto es que, sea como sea, el individuo parte de un estado originario al que, quiera o no, ha de volver y, cuanto más nos alejemos de este estado primitivo, menos felices seremos. El camino que nos llevaría al estado perfecto es lo que se denomina Tao.

Por tanto, la filosofía taoísta propone algo tan simple como regresar al Tao. Para ello, Lao Tse nos dice:

Innumerable es la variedad de los seres,
Mas todos y cada uno retorna a su origen.
Eso se llama quietud.
Quietud, es retornar a la propia naturaleza,
Esto es lo permanente;
Conocer lo permanente,
Es la iluminación.
Si no conoces lo permanente,
En tu ciego obrar hallarás la desgracia.
Sólo conociendo lo permanente, se puede abarcar todo.

El camino para llegar a esta iluminación es precisamente “no hacer nada”, dejar que la naturaleza siga su curso.
Dice Zhuang ze:

Sin salir de tu propia casa
Puedes conocer el mundo…

Pero este principio de “no acción” se contradice con la idea religiosa taoísta de búsqueda interminable de la vida eterna a través de obtención de compuestos que mucho tienen que ver con los elementos primordiales.
Es por este motivo, que he querido diferenciar el taoísmo filosófico del religioso, pues es este último el que se relaciona directamente con la ciencia alquimista.

TAOÍSMO RELIGIOSO Y ALQUIMIA

Se dice que el fundador del Taoísmo religioso fue Huang di aunque, a decir verdad, se trata de un Emperador mítico del que no consta su verdadera existencia.
Como dice Fung Yu-Lan, la principal enseñanza de la religión taoísta es el principio y la técnica de cómo evitar la muerte, lo que, en contra del taoísmo religioso, supone actuar expresamente contra la naturaleza.
En el año 350 a.C. Tsou Yen emprendió la búsqueda de la vida eterna según sus teorías de los elementos
Es en el sur de China donde se inicia un taoísmo mucho más esotérico relacionado con la alquimia y la magia.
El Baopuzi es el libro por excelencia de la alquimia china y en él se explica cómo obtener elixires, talismanes, cinabrio y demás preparados. También se dice cómo usarlos, algo que no debe ser nada sencillo a juzgar por la gran cantidad de especificaciones que se dan.
Otro tratado alquímico es el Zhouyi donde explica cómo a partir de cinabrio se puede obtener el elixir de la inmortalidad.

Pero, a efectos de obtener la inmortalidad, no sólo es necesario un elixir, el cuerpo también ha de prepararse para recibirlo. De esta manera son prácticas obligatorias ciertas dietas, ejercicios respiratorios y, sobre todo, meditación.
El cuerpo es dividido en tres partes: superior, medio e inferior, que corresponden a los Campos de Cinabrio que, como hemos dicho anteriormente, es el ingrediente esencial para obtener la inmortalidad.

En la aplicación de estos elementos alquímicos, se enriqueció el conocimiento de la botánica con fines terapéuticos y artes culinarias pero, en ocasiones, se utilizaron elementos químicos que no sólo no se alcanzaba la inmortalidad con ellos, sino que eran absolutamente perjudiciales para la salud.

Pero, ¿cuáles son las ideas básicas de la alquimia taoísta? Se considera, en primer lugar, que el individuo es una parte indiferenciada del Tao y, por tanto, no hay forma, ni cuerpo, ni mente ni sentimiento. La separación del Tao se inicia en el vientre materno donde se adquieren las tres energías fundamentales que son: generativa (ching), vital (qi) y espiritual (sheng).
Cuando el individuo crece, estas energías se separan y así “ching” se escapa en el deseo sexual, “qi”, en el desorden de las emociones y “shen” en el aumento de la actividad mental.
Si tomamos conciencia de este procedimiento interno, seremos capaces de recobrar la energía primordial y así alcanzar la longevidad.
Además, teniendo en cuenta estas tres energías, podemos encontrar sus puntos en ciertos lugares del cuerpo.
La “píldora dorada” es el producto de la unión de las tres energías, después de haber sido refinadas.

Se podría concluir, por tanto, que en la búsqueda de la vida eterna, Oriente y Occidente, pese a su lejanía, llegaron a una conclusión muy parecida. En Oriente se reconoce un Taoísmo Alquímico Superior donde se incluyen todos los procesos psicosomáticos, dietéticos, etc, muy parecidos a lo que en Occidente se conoce como Arte Real, o lo que es lo mismo, la forma más avanzada de alquimia donde también se combina con el ascetismo y las prácticas estrictas.
Sin embargo, la alquimia occidental está más basada en el elemento Aire relacionado parcialmente con el elemento Agua, mientras que la alquimia oriental toma los cuatro elementos primordiales que serían Aire, Agua, Tierra y Fuego.
Ambas alquimias toman numerosos símbolos que sólo pueden entender los iniciados.
Por desgracia, la alquimia occidental ha perdido mucha parte de sus tratados y la continuidad de maestro a discípulo no siempre se ha mantenido, tal vez, lo mejor conservado se encuentra en la francmasonería. No ha ocurrido lo mismo con la oriental donde la suerte ha querido que se conserven las claves en textos de diferentes épocas. De hecho, aún sobreviven auténticos maestros alquimistas en China continental y Taiwan.
La razón de esta diferencia está en las persecuciones y represiones a las que la alquimia occidental se ha visto sometida